CORPORATIVISMO A LA PANAMEÑA

Motivados por el desencanto de los panameños con nuestro sistema político, en especial por la destrucción de la institucionalidad en los últimos cuatro años, un grupo de personas pretenden suplantar, desde la sociedad civil, la función que le corresponde al poder popular y a la de sus representantes. Mediante este actuar, están desarrollando un nuevo corporativismo a la panameña, que dista mucho de ser democrático, aún cuando sus motivos sean válidos y bien intencionados.

El último de estos ejemplos lo podemos observar en la descripción de una Constituyente paralela que hace el Comité Ecuménico, en las libretas que repartió para su firma entre la ciudadanía. Específicamente, estas libretas dicen lo siguiente:

“Estoy de acuerdo con que se haga una nueva Constitución en los dos primeros años del próximo período de gobierno, mediante una asamblea constituyente paralela, con la representación equitativa de los partidos políticos y la sociedad civil. Dicha asamblea no interferirá …” (el énfasis es mío)

Intrigado por esta redacción, le pregunté a un miembro del comité qué significaba la misma. Su respuesta fue que era paridad o igualdad entre ambos. En otras palabras, los constituyentes tendrán que ser en igual cantidad miembros de los partidos politicos y miembros de la sociedad civil.

La segunda interrogante y la más importante en mi opinion, es qué es o quiénes son parte de la sociedad civil. En principio, sociedad civil se define como todas las organizaciones sociales que no son parte del Estado (aunque algunos incluyen a individuos también). Si excluimos a los partidos politicos (que son parte obvia de esa sociedad civil), lo que nos queda en Panamá son las iglesias, los gremios, los sindicatos, las fundaciones y asociaciones de interés público (y, tal vez, individuos que no pertenecen a partido político alguno, como yo).

La tercera interrogante es cómo se van a elegir a estos señores de forma equitativa. ¿No podrán correr los miembros de los partidos politicos como parte de la sociedad civil? ¿Para correr como miembro de la sociedad civil tendrás que pertenecer a un organismo de la misma? ¿tiene esa persona que representar a esa organización? ¿qué pasa con los que no son parte de ningún grupo organizado? ¿son parte de la sociedad civil?. Las preguntas que surgen de esta segunda interrogante son infinitas e imposible de precisar. Cualquier explicación es adivinanza por lo ambiguo de la redacción.

La cuarta interrogante, y la más preocupante, es porqué debe ponérsele limitantes a los electores. ¿Porqué no pueden los electores elegir en la proporción que les dé la gana a sus representantes?. ¿Porqué tiene que limitarse a elegir en función de criterios que tienden a manipular la voluntad popular? En mi opinión, se trata de un corto circuito a la democracia y se trata de burlar el poder popular, obligando a los ciudadanos a escoger a gente cuyas características son predeterminadas por un tercero (aunque este tercero sea mayoritario en la población). Se trata de buscar una fórmula para darle una cuota de poder a personas que representan grupos minúsculos, y que defienden sus intereses o creencias como motivación principal.

El sentido original (medieval) del corporativismo es el de un agrupamiento de personas de una misma profesión, que se reúnen en torno a la defensa de intereses particulares, los de su oficio, para lo cual se autoregulan, limitando o, incluso, impidiendo la competencia interna o externa a través de una corporación.

Esta forma de corporativismo desapareció con la Revolución Francesa. Renació en el s. XX con el Estado Corporativista de los fascistas, nazis y franquistas. En la “corporación”, tal como señala Tello, “los obreros y patrones de un mismo sector productivo, al amparo del Estado y de la ideología fascista, colaboran para el desarrollo nacional excluyendo toda división y lucha de clases”. Por supuesto, el desarrollo nacional venía creado por una “visión” única de la nación (de allí la palabra totalitaria), de la cual participaban las corporaciones.

Ahora en Panamá, bajo una supuesta visión única de lo que debe ser la Nación (Visión 2020) se pretende reformar el Estado, en base a los intereses de la sociedad civil (similar a las corporaciones) a efectos de suplantar el ejercicio del poder a los políticos electos democráticamente, porque no se puede confiar en ellos y sí en la sociedad civil. En esta visión se incluye otorgarle a gremios (corporaciones) e instituciones no electas democráticamente, el poder para seleccionar jueces, procuradores y magistrados, participar en directivas de entidades públicas, todo ello adueñándose de una representatividad dudosa y llena de conflicto de intereses. Se trata pues, de una organización corporativa del Estado bajo una visión única sin posibilidad de disenso. Es un corporativismo a la panameña.

Comentarios

Entradas populares de este blog

En la búsqueda del amo bueno

EN SALUD, ES EL MONOPOLIO ¡ESTÚPIDO!

LIDERAZGO BASADO EN AUTORIDAD: OTRA REVOLUCION