LA HISTORIA DE NUESTRAS POLÍTICAS ECONÓMICAS EXITOSAS Y EL VALOR DE LA VISIÓN GLOBAL

Los panameños tendemos a olvidar las razones históricas que dieron origen a muchas de nuestras instituciones, sobre todo de aquellas que funcionan bien. Esto es lamentable porque no aprendemos de nuestros éxitos y vivimos señalando nuestros fracasos, de los que tampoco parece que acabamos de aprender mucho.

Otro tanto sucede con nuestras políticas económicas. Las que han rendido los frutos más sostenibles son aquellas en las que el rol del Estado está claramente delimitado o excluido. El ejemplo más claro de esta realidad lo constituye la inexistencia de un papel moneda propio y de curso forzoso, lo que trae como consecuencia que no tengamos banco central o control del movimiento de capitales. La no existencia de estas políticas e instituciones surge de una decisión muy consciente de los constituyentes de 1904, cuyos frutos hemos cosechado todas las siguientes generaciones de panameños.

Dentro del marco de estas realidades económicas exitosas encontramos dos instituciones jurídicas y políticas: el régimen de sociedades anónimas y el registro abierto de naves. Estas instituciones hacen que todos los días personas de todas partes del mundo inviertan en Panamá, en busca de su jurisdicción creíble, porque esas instituciones les facilitan los negocios. Para entender esto con claridad podemos fijarnos en la historia poco conocida del registro abierto de naves.

A raíz de la primera guerra mundial, los países comenzaron a adoptar medidas para controlar sus marinas mercantes. La idea era que, en caso de conflicto bélico, los países podrían recurrir a los barcos mercantes para artillarlos y utilizarlos en el conflicto. Claro, esta idea trajo como consecuencia que la venta y disposición de los barcos se convirtiese en un problema. Y, los barcos, como un bien mueble que son, son un activo. Un activo caro que normalmente tiene que ser financiado. Y, para financiarlo, el que presta el dinero tiene que tener la certeza de que en caso de no pago, él puede rematar el bien sin problemas.

En 1917, un grupo de panameños se dio cuenta de esta realidad y decidió tomar ventaja de ello, estableciendo un sistema que permitiese la compra venta de barcos con facilidad, si estos barcos eran registrados bajo nuestra bandera. Es decir, si se hacían panameños. Como ven, no se trataba de una norma dirigida a solucionar un problema fiscal, sino de una norma dirigida a facilitar el comercio de barcos. Esta idea ha sido tan exitosa que hoy Panamá es el país con la marina mercante más grande del mundo.

Al respecto, dice el Dr. Eduardo Morgan G. lo siguiente: Con esta visionaria ley Panamá da los primeros pasos para convertirse en Puerto Global. Es una reforma y una adición al Código Fiscal y su primer Capítulo lo dice todo: DE LA NACIONALIZACIÓN DE NAVES.[i]

¿Quién fue o quiénes fueron los panameños que se percataron de que el comercio marítimo se estaba globalizando y necesitaba de una bandera que no estuviera constreñida por la nacionalidad del propietario y de la tripulación y que le permitiera al naviero mantener el control de su barco para operarlo eficientemente y así abaratar el costo del comercio mundial? No lo sé pero la lectura de la Gaceta en que aparece publicada indica que el Poder Ejecutivo estaba integrado por verdaderos prohombres de nuestra nacionalidad. El Presidente era Ramón M. Valdés; Eusebio A. Morales era Secretario de Gobierno y Justicia; y Narciso Garay, Aurelio Guardia, Guillermo Andreve y Antonio Anguizola ocupaban, respectivamente, las Secretarías de Relaciones Exteriores, de Hacienda y Tesoro, de Instrucción Pública y de Fomento.

El caso de las sociedades anónimas, que se da con posterioridad, es similar. Se trata de un régimen jurídico que facilita los negocios al dejar a la libre voluntad de las partes la forma en que se organizan. La idea no era original, nos la copiamos de la legislación del Estado de Delaware en EE.UU., quien promulgó una ley similar para que sirviera para hacer negocios en los estados de esa unión. Panamá lo hizo para el mundo y sus resultados, hoy en día, son impresionantes.

Los beneficios de este sistema los ha calculado el Dr. Eduardo Morgan G. de la siguiente manera:

TOTAL DE INGRESOS AMBOS SECTORES


Sector Público
Sector Privado y Notarías
Totales
Naves
64,766,689
5,429,000
70,195,689
Sociedades y Fundaciones de Interés Privado
39,729,266
23,400,000
63,129,266
Registro Público
19,216,894

19,216,894
Otros
1,332,000

1,332,000

125,044,849
28,829,000
$153,873,849

Panamá, con sólo aprobar leyes que establecen la libertad económica en las transacciones de corporaciones y naves ha logrado que los inversionistas del mundo nos produzcan $154 millones. Si esto es una realidad innegable, al igual que el impacto que ha tenido en nuestra economía la libertad monetaria, ¿por qué insistimos en seguir el camino del control estatal, de limitar la libertad, de impedir el libre comercio? Como dije al principio, lo atribuyo al olvido de nuestros éxitos. Siempre estamos más pendientes de nuestros fracasos.

Para lograr el camino del desarrollo económico, sólo debemos mirar hacia la brillantez de nuestros antepasados, los cuales desde el inicio de la República lo tuvieron muy claro. Este país tiene una ventaja económica cuya forma de explotarla es ligándonos al mundo. Panamá, al contribuir con sus instituciones al éxito de la economía mundial, se beneficia a sí misma. De allí el lema de nuestro escudo de armas: Pro Mundi Beneficio. Porque el beneficio del mundo es el beneficio de Panamá.


[i] Esta ley fue reemplazada por la Ley 8 de 1925. G.O. 4562 de 23 de enero de 1925.

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