¿NOS DEBE PREOCUPAR EL DÓLAR?

En los últimos años, y con mayor énfasis en los últimos meses y días, el dólar de los Estados Unidos ha venido perdiendo valor frente a las demás monedas “fuertes” del mundo. Esta realidad de los mercados internacionales ha significado un incremento en los precios de los bienes, productos y servicios que consumimos los panameños, porque ahora la moneda con la que pagamos vale menos.

Los panameños tenemos una historia de defensa del uso de medios de pago fuertes. En el pasado, nos negamos a aceptar cualquier medio de pago que no fuera metálico o una representación del mismo. Es decir, oro, plata o papel moneda convertible a uno de estos metales. De hecho, nuestra historia económica ha estado muy marcada con el valor de la moneda que utilizamos.

Es más, esta relación entre la moneda y el metal sólo se vino a desvanecer cuando el Gobierno de Richard Nixon en los Estados Unidos, decide un 15 de agosto de 1971, terminar con la convertibilidad del dólar al oro, en efecto devaluando la moneda y generando un período de turbulencia económica, que se caracterizó, como ahora, por un incremento en el precio del petróleo.

Para muchos, esta devaluación fue el costo de la guerra de Vietnam. Los Estados Unidos gastaron más de lo que prudentemente debieron hacer, para hacerle frente a esta guerra, lo que nos genera la pregunta de si estaremos viviendo esto nuevamente.

En todo caso, Panamá se alejó de su tradición porque el uso del dólar había logrado una estabilidad envidiable regionalmente, lo que impulsó a los gobiernos a no revisar algo que rompía un paradigma histórico.

Ahora bien, esa vocación por la moneda metálica, no nos libró del descalabro económico en el pasado. Porque, tal como sucede hoy con el dólar, todos los valores son relativos. Los metales y las monedas tienen el valor que cada uno de nosotros le asignemos. Es un proceso subjetivo, el cual está afectado por la percepción general.

Por ejemplo, y como lo describe con gran elocuencia el historiador Alfredo Castillero Calvo, en su monumental obra “Sociedad, Economía y Cultura Material: Historia Urbana de Panamá la Vieja”, ya para el año 1640 Panamá sufre un período prolongado de recesión económica, producido, entre otros factores, por la depreciación en el valor de la plata y el oro.

Sustenta Castillero Calvo que China, al no ser un país productor de metales preciosos, en particular de plata y oro, desde el Siglo XII utiliza como medio de pago el papel moneda fiduciario emitido por el soberano. Este papel moneda sufre una enorme devaluación a través del tiempo, llegando a perder tanto valor que los chinos prefieren hacer sus intercambios con plata.

Así, Castillero Calvo nos describe cómo a partir de finales del Siglo XV y por cuatro décadas del Siglo XVI, el comercio entre China y las colonias españolas del pacífico americano florece alimentado por la producción argentífera del Alto Perú y de México (Nueva España). Los comerciantes de Perú, Panamá y México llevan plata a Oriente y regresan con telas y porcelanas chinas (entre otras cosas), logrando ganancias hasta del 500%.

Fue tan grande e intenso este intercambio, que China se saturó de plata, lo que generó una devaluación acelerada de la misma, deteniéndose el flujo del comercio con esa nación y por ende una de las principales fuentes de riquezas de Panamá: el comercio. Entra así nuestro país en una recesión que duró cerca de treinta años.

Estas dos historias de devaluación pueden ser muy relevantes para el momento que vivimos actualmente. Cabe preguntarse ¿está los Estados Unidos nuevamente gastando más de lo que puede para financiar la guerra de Irak? ¿Es el incremento de los precios del petróleo y otros commodities un reflejo de esto? ¿Tendrá China demasiados dólares en su posesión, al punto que decida no querer más e impactar aún más el valor de este? ¿Si sufre el intercambio comercial de Estados Unidos con China, sufriremos nosotros las consecuencias? ¿Qué pasará con el flujo de mercancías por el canal de Panamá? ¿Qué pasará con las reexportaciones de productos chinos por la Zona Libre de Colón?

Realmente las respuestas a estas preguntas no pueden ser hechas sólo desde una perspectiva histórica. El mundo actual no es el de 1640. Ni siquiera es el de 1971. Hoy en día, la infraestructura institucional internacional, el intercambio de información y el acceso a la misma, la interrelación de todos los países y el riesgo de pagar todos, cambia de manera sustancial la dinámica del comercio y la economía global.

El gobierno chino de hoy sabe que un dólar débil es lo mismo que haber perdido valor por todas las exportaciones que han hecho; que unos Estados Unidos débiles significa un impacto en el crecimiento económico propio; los demás países también tienen intereses importantes en mantener apuntalado el dólar, por lo que evitarán tomar medidas que los afecte directamente.

Pero la gran pregunta es si los Estados Unidos saben que han llegado a un límite del que no puede pasar. Que si pasa, por más intervención de los gobiernos y de los bancos centrales, no se podrá parar la realidad de una menor demanda de dólares por los ciudadanos del mundo.

En definitiva, todo parece indicar que esta debilidad de la moneda tendrá un impacto en la economía mundial. Habrá ajustes de alguna manera. Para Panamá, más allá de la inflación interna, la preocupación más importante, como siempre lo ha sido, es qué pasará con el comercio internacional. Si este es vigoroso, Panamá crece. Si es débil, tenemos garantizada una recesión.

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