EL TEMOR DEL PUSILÁNIME

Hay personas que no tienen el valor de intentar grandes cosas o que son tímidos frente a situaciones que les parecen superiores a sus fuerzas. Normalmente estas personas no tienen siquiera la iniciativa para explorar los límites de la oposición, por un temor basado únicamente en la percepción y no en un análisis sereno de la realidad. Estas personas son las que, en sus palabras, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua llama pusilánimes.

Por su parte, Wikipedia, al definir temor dice que es “el miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.”

Los grandes imperios históricos han siempre contado con este sentimiento y estas personas para poder imponer su voluntad sin necesidad de ejercer ningún tipo de acción efectiva para lograr sus propósitos. Con solo hacer ver que van a tomar una acción, logran que el pusilánime se atemorice y se someta a los designios del imperio.

Esta es la táctica que ha seguido los Estados Unidos, a través de la OCDE, en contra de Panamá para lograr que nuestro país se someta a su interés de acabar con el centro financiero panameño, el cual le hace competencia a sus centros financieros en su “patio trasero”. Por suerte, hasta hoy, Panamá ha demostrado que no es un país de pusilánimes, manteniendo una posición de firmeza en la defensa de nuestros intereses (nada nuevo en nuestra historiografía).

Afirmo esto porque desde que comenzaron las listas negras de la OCDE, Panamá no ha hecho más que crecer. Lo ha hecho su centro financiero, sus exportaciones de servicios y el nivel de inversión directa extranjera que llega a nuestra nación. En otras palabras, hasta hoy, la OCDE ha sido un tigre de papel sin ningún tipo de diente para afectar a Panamá.

Dicho lo anterior, y con una visión clara de que como Nación, nos guste o no, debemos mantener relaciones con los gobiernos de otros países, corresponde al país ser un “buen ciudadano” del mundo, pero manteniendo el interés nacional sobre todas las cosas. Por esta razón, Panamá ha aceptado la firma de Tratados para Evitar la Doble Tributación como mecanismo más idóneo de nuestra nación para cumplir con la exigencia de una serie de naciones que han adoptado, unilateralmente, medidas en contra de nuestro país (medidas que han tenido casi ningún impacto como señalé anteriormente).

Por tanto, a los panameños no nos debe preocupar mayormente lo que diga o deje de decir la OCDE, por cuanto que en la medida que adelantemos más de estos tratados, la efectividad de esta organización privada de naciones poderosas y nuevo instrumento de dominación imperial, será aún menor a la que ha tenido desde el año 2000, cuando primero nos catalogó de “paraíso fiscal”.

A lo anterior hay que sumarle el hecho innegable que las medidas que algunos países han tomado contra Panamá son contrarias al Derecho Internacional Público y a las obligaciones que esos países han adquirido con Panamá en el marco de la OMC. Y, en este tema, sí tengo que admitir que nuestros gobiernos se han comportados como el clásico pusilánime.

En vez de hacer valer nuestros derechos, por un equivocado concepto de las relaciones internacionales, hemos hecho lo que ningún país hace: renunciar a los mecanismos civilizados y aceptados en el mundo para la defensa de nuestros intereses económicos. Lo irónico de esto es que la renuncia ha sido solamente para la actividad económica más importante para nuestra economía en términos de su participación en la arquitectura económica (Centro Financiero), pero no lo hemos hecho para el Banano ni para la ZLC, dos casos en los que Panamá ha llevado a la Unión Europea y a Colombia a los estrados de la OMC (ganando ambos casos, dicho sea de paso).

Esto puede cambiar próximamente porque en la “Estrategia Nacional para la Defensa de los Servicios Internacionales y Financieros” adoptada por el Gobierno Nacional se incluye el inicio de acciones en la OMC. Si Panamá inicia un caso en la OMC contra un país discriminador y triunfa, como debe ser en derecho, las amenazas de la OCDE acabarán por desvanecerse en la historia de las medidas imperiales que no funcionaron, porque a quienes iban dirigidas tuvieron la valentía y la espina dorsal de defender los intereses de su Nación.

Por último hay que resaltar que, más allá del derecho que nos asiste, nos asiste la razón y la defensa de la libertad de las personas. Panamá, con su actuación en materia de servicios financieros y de exportación de su jurisdicción, ha logrado facilitar los negocios internacionales y les ha proporcionado sosiego y protección a personas que son víctimas de sus gobiernos confiscatorios y abusivos. En otras palabras, ha preservado la libertad.

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